El COVID-19 no es evento gravísimo inesperado (cisne negro) — está en muchísimos más colores (Technicolor)

El COVID-19 no es evento gravísimo inesperado (cisne negro) — está en muchísimos más colores (Technicolor)

A primera vista, la pandemia de coronavirus que amenaza a las poblaciones de todo el mundo parece ajustarse a la definición de libro de texto de un «cisne negro» (evento gravísimo inesperado). Pero las apariencias pueden engañar.

El término cisne negro describe un evento que no se puede prever pero que puede tener graves consecuencias. Los europeos no podían imaginar un cisne negro real hasta que llegaron por primera vez a Australia y Nueva Zelanda, donde los cisnes negros son bastante comunes. El término se ha utilizado con mayor regularidad a lo largo de los años, a veces de manera apropiada y a veces no. Algunos se refieren al brote de coronavirus de este año y a la enfermedad que genera el COVID-19, como un cisne negro. Sin embargo, las pandemias son casi imprevisibles o inimaginables. La historia humana está repleta de pandemias aún más devastadoras que COVID-19. En los últimos años, tanto el expresidente estadounidense Obama como el fundador de Microsoft Bill Gates, hablaron en términos predictivos sobre la amenaza de una pandemia.

Entonces, si bien COVID-19 puede no ser un verdadero cisne negro, sus consecuencias son mucho mayores de lo que uno podría haber imaginado de una pandemia en el siglo XXI. Yo, por mi parte, no podría haber previsto cómo un solo evento podría enredarse en tantas facetas de los negocios y la vida, y podría tener un efecto tan profundo en la población mundial de 8 mil millones de personas. Como CEO, si me hubieras dicho hace un año que tendríamos una pandemia en 2020, habría anticipado una interrupción similar a otras catástrofes mundiales, como los ataques del 11 de septiembre o la Gran Recesión de 2007-2009. Esto, claramente, ha eclipsado esos eventos en órdenes de magnitud.

Nos ha llevado al precipicio de otra recesión global y devastado los mercados financieros. Ha cerrado industrias enteras y ha dejado a millones sin trabajo. Ha cambiado temporalmente la forma en que interactuamos como sociedades, creando ejércitos de teletrabajadores y convirtiendo centros urbanos que alguna vez fueron vibrantes en ciudades fantasmas virtuales. Nos ha encarcelado dentro de la relativa seguridad de nuestros hogares y ha convertido monitores de computadora en nuestras ventanas al mundo.

Esta prueba multifacética, evolutiva e insidiosa de nuestra buena voluntad, fortaleza y paciencia no es un cisne negro cuyas plumas son todas del mismo color. Este cisne está en “Technicolor” o muchísimos más colores.

De hecho, la pandemia no es solo una pausa inoportuna y perjudicial en nuestras vidas que podría extenderse durante la mayor parte de 2020. Su impacto a largo plazo promete cambiar permanentemente cómo hacemos negocios y cómo interactuamos entre nosotros.

Una cosa que la pandemia ha dejado clara es cuán interconectados e interdependientes a nivel mundial se han convertido nuestras vidas y economías. La entrega de materiales confiable y justo a tiempo para operar nuestros negocios prácticamente se ha detenido. Se han cortado las fuentes de mano de obra confiable y accesible. Las empresas e industrias que brindan y dependen de viajes, hospitalidad y entretenimiento sin restricciones y de conveniencia, se han cerrado. Irónicamente, lo único que está prosperando de forma aislada es la estrategia crítica para combatir la propagación de la enfermedad.

Como auditores internos, no solo debemos entender cómo COVID-19 está impactando nuestras vidas personales y profesionales; debemos tomar el abrumador diluvio de riesgos asociados con la pandemia y ayudar a nuestras organizaciones a ser conscientes de ellos. Veo que esto sucede en cuatro pasos importantes:

  • Sea parte del equipo. Debemos dejar de lado temporalmente la relativa seguridad de ser proveedores externos de aseguramiento objetivo y prestar apoyo de cualquier manera que podamos. Podemos proteger nuestra independencia y objetividad al tiempo que brindamos asesoramiento y apoyo crítico. Es fácil usar la independencia y la objetividad como excusas para mantenerse al margen, pero no es la forma de convertirse en socios confiables para nuestros grupos de interés.
  • Sea un socio curioso e informado. Los auditores internos por naturaleza buscan información y la evalúan con ojo crítico. Esta habilidad es invaluable ya que nuestras organizaciones atraviesan un tsunami de información sobre la pandemia y sus impactos. Sea una fuente de verdad para su organización aplicando habilidades de pensamiento crítico y escepticismo saludable. Sea el filtro más importante que ofrece evaluaciones objetivas e informadas para ayudar a su organización a elaborar las estrategias adecuadas y tomar los pasos correctos para navegar a través de la pandemia.
  • Proporcione perspectiva y fomentar el pensamiento a largo plazo. Este puede ser el servicio más desafiante, pero más valioso, que la auditoría interna puede proporcionar. A corto plazo, la gerencia ejecutiva y la junta se están enfocando guiarla con seguridad a través de la tormenta. Ellos no se pueden dar el lujo de dar un paso atrás y evaluar el panorama general. Con su amplia perspectiva y capacidad para identificar condiciones y causas, la auditoría interna está posicionada para ver más allá de la crisis actual.
  • Confronte y exija una respuesta. No dude en hablar si ve que se están cometiendo errores o haciendo suposiciones incorrectas. Recuerde, nadie en su C-suite ha visto nunca un cisne en Technicolor tampoco. He sido CEO durante más de 11 años, aun así, me levanto todas las mañanas sorprendido por lo sin precedentes que son las circunstancias. Les aseguro que no soy el único CEO que se siente así.

La pandemia es la primera prueba significativa de cómo la auditoría interna dará forma a su futuro en la próxima década. La forma en que nos desempeñamos ahora y cómo podemos demostrar nuestro valor a nuestras organizaciones será crucial, no solo para nuestra prosperidad, sino quizás para nuestra supervivencia.

Una última reflexión: creo que la pandemia está abriendo el telón para mostrarnos un vistazo del futuro. Ha puesto de manifiesto la sorprendente velocidad de los riesgos emergentes; la interconexión global de negocios, industria y sociedad; y cómo reaccionamos ante la adversidad como comunidad global. Como profesionales en una profesión centrada en el riesgo, debemos extraer tantas lecciones como sea posible de este ensayo.

Como siempre, espero sus comentarios.
Sobre el autor:
Richard F. Chambers, presidente y CEO del Instituto de Auditores Internos Global, escribe un blog semanal para InternalAuditor.org sobre temas y tendencias relevantes para la profesión de auditoría interna. Fuente: https://global.theiia.org/knowledge/chambers-spanish/Pages/El-COVID-19-no-es-evento-gravisimo-inesperado-cisne-negro-esta-en-muchisimos-mas-colores-Technicolor.aspx

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